jueves, 19 de abril de 2012

Dulce hijo


Joven, frágil, andrógino, a veces rebelde, casi siempre débil.
Llegó a mí buscando una madre que lo comprenda y lo mime, pero que al mismo tiempo sea dura y severa para que lo castigue por sus errores y lo discipline.

Llora y busca con su lengua el camino que le permita ingresar por mi vagina y refugiarse en el calor de mi útero.

Me esfuerzo para causarle el dolor que lo corregirá y lo hará crecer, sin llegar ha lastimarlo.

No controla sus eyaculaciones, como los bebes no controlan los esfínteres.
Acaba sin tocarse mientras me mama la teta,

También lo uso para encender a base de celos a mi bestia, cuando lo obligo a presenciar de cerca esta relación, como un Layo que espía cuando Edipo desea a Yocasta.

Si. Es mi Edipo, un dulce niño, un dulce hijo.

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